Capítulo 68 Para siempre.
No pasó mucho tiempo antes de que el portal volviera a brillar y Declan regresara con un cuenco de helado de plátano en las manos. La habitación se llenó de risas y alegría cuando Kalila probó el primer bocado, su antojo finalmente satisfecho.
—Gracias, Declan. Gracias a todos. —dijo Kalila con una sonrisa de gratitud.
Sus compañeros la rodearon, sintiendo el vínculo de amor y devoción que unía sus corazones. Juntos, sabían que podían superar cualquier obstáculo y cumplir cualquier deseo, por más difícil que pareciera.
Y así, Kalila disfrutó de su helado de plátano, rodeada de sus seres queridos, mientras la magia del momento fortalecía aún más los lazos que los unían.
Nuriel le traía el calor del sol en sus alas, envolviéndola en una manta de luz dorada durante las tardes frías. Declan la llevaba a pasear por los prados, su cuerpo imponente protegiéndola de cualquier peligro mientras ella disfrutaba del aire fresco y la naturaleza. Ikigaí, con su toque eterno, calmaba cualquier malest