Capítulo 40

La caminata de salida de la casa de Azima se realizó con un silencio que destrozó los nervios de Nadia. Ellos andaron muy rápido hasta que estuvieron alejados y llegaron a un lugar fresco, donde no había ni un alma cerca.

Kader soltó el aire varias veces una vez que dejó el brazo de Nadia y se posicionó delante de ella para mirarla fijo. Antes de que dijera una sola palabra tomó su muñeca y deshizo el nudo que ataba su pulsera para luego guardarla en su bolsillo.

—Se la regresaremos en cuando nos vayamos de aquí —sentenció con los dientes apretados.

Kader no podía dejar de ver en su mente, el momento en que ese hombre tomó la mano de Nadia para acariciar su piel y poner esa cosa en su mano. No sabía qué se había creído o qué tenía en el pensamiento ese hombre, pero así lo echaran a patadas del lugar, no permitir&

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