53. ¡Pagame!
Edgar estaba nervioso a un punto inimaginable, quería que la tierra se lo tragara en ese instante, a su cerebro se le estaba dificultando mucho encontrar alguna escusa, aunque por obra de magia se le ocurrió una.
— No sería bueno que entraras, en ese espacio cerrado podrías contagiarte.
La escusa era tonta pero hasta cierto punto creíble, Dayana empezó a suavizar su gesto y levantó una ceja, bajó la mirada a su mano entre la de Edgar y empezó a sacudirla para deshacerse de su agarre el tenía la mano muy caliente y sudada, que la hizo sentir algo se asco.
— Bueno creo que tienes razón será para otra ocasión, te dejo para que descanses si te pones peor deberías ir al médico... con permiso.
Eso último se le dijo a Alexander cuándo paso frente a el en la cocina, ella abrió la puerta y se marchó, Alexander se quedó boquiabierto eso no era nada parecido ni cercano a lo que se había imaginado; por lo que le dijo antes de que entraran, ella parecía tener conocimiento de lo que Edgar escondía