-Vamos a jugar-, le dije a Marcial esa noche, después de entrenar hasta casi las diez. Ya se habían ido Jennifer y Judy, también las secretarias y solo quedaba él, firmando unos contratos de publicidad estática.
 -Estoy revisando unos papeles importantes, cariño-,  intentó justificarse, pero no lo escuché. Le jalé del brazo y le di su raqueta que estaba en un aparador y a rastras lo llevé a la cancha dos. Ahsley y Heather también ya se habían ido.
 -Te conocí jugando tenis y te quiero siempre jugando tenis-, le dije, cuadrada en mi cancha.
 -¿Te han dicho que además de hermosa eres bien pesada, Katty?-, estaba él fastidiado. Estallé en risotadas, alcé incluso un tobillo muy coqueta. -¿Y eso te gusta?-, reí mordiendo mi  lengüita.
  -Muuuuuchooo-,  dijo Marcial, entonces, encandilado de mí.
 Uffff, me ganó, no, mentira, me destrozó en la cancha: 6-0 y 6-0. Fue un tren arrollador,  que me dejó sin reacción, derrumbando mis defensas, dejándome sin opción y sintiéndome realmente humilla