Sintió pena por no poder aliviar su rostro asustado - Escóndete, cuando todo pase los sacaré - tomó el brazo de Lucía y la metió también antes de cerrar la puerta.
-Tú también entra - escuchó justo antes de voltearse.
-¿Por qué? - enfrente, Jorge cortó la distancia hacia su hermana, poco a poco.
-También estarás a salvo.
-No podrás hacerlo solo - se negó a dejarlo; puesto que la vida de todos estaba en peligro y comprendió que no sólo la suya importaba.
En el otro extremo, Jorge siguió cortando la distancia - todos estos años no he intervenido en tu juego. Dejé que lo