—Hola —dijo Candy—. Quiero que sepas lo orgullosa que estoy de ser tu amiga. Eres increíble, fuerte e inteligente, y todo lo que me gustaría ser.
“Candy, eres todas esas cosas—”
''No como tú, Natasha. De verdad me inspiras a mí y a mucha gente a ser mejores, ¿sabes? A aspirar a algo más grande y lograr algo que importe y perdure.''
Al oír eso, los ojos de Natasha se llenaron de lágrimas, y el dique que contenía sus emociones se quebró, partiéndose en dos. "No merezco tus elogios".
"Por supuesto que sí."
—No, de verdad que no, Candy. Voy a renunciar a mi bebé, pero no quiero. Soy una mala persona.
''Eso es ridículo. No tiene nada de malo dar a un bebé en adopción. Oye, no llores. No pasa nada. No tienes que darlo en adopción si no quieres.''
''Ay, Candy. Tengo que dejarlo. Pero tengo muchísimas ganas de verlo. Y al mismo tiempo, no quiero. Una vez que lo tenga en brazos, no podré soltarlo. He leído mucho sobre eso. Mamá ha salido ahora mismo a verlo, e incluso eso es difícil de aceptar