El Maloliente Camino a la Verdad
El hedor a lodo ya podredumbre regresaba con cada paso que dábamos. El laberinto de túneles de alcantarillado, nuestro único camino al corazón del reino, nos engullía en su oscuridad húmeda. La luz de nuestras antorchas era un pequeño y tembloroso faro que danzaba sobre las paredes de piedra. A mi lado, Calix , el príncipe que había abandonado la opulencia, se movía con una cautela que delataba una nueva conciencia de su entorno. Ya no era un simple noble, sino un hombre que se arrastraba por la inmundicia para encontrar la verdad.
—El olor… —murmuró Calix , su voz era un susurro ahogado por el asco—. Aún no me acostumbro. ¿Estás seguro de que este camino nos llevará al Gran Archivo Real?
—La verdad a menudo se esconde en los lugares más sucios, príncipe —dije, mi voz un murmullo de convicción—. Isabel es una estratega, pero su mente no puede concebir la inmundicia de este lugar. El Gran Archivo es el corazón de la serpiente, el lugar donde se guardan