Monserrat
Puedo decir que pase la mejor tarde junto Alberto y a mi bebé Alex y aunque espere que la reacción de Alberto fuera otra, nunca me imaginé que él y Alex congeniaran también, y aunque Alex es solo un bebé sé que ya adora a su padre, lo único malo fue que por momentos sentí a Alberto distraído, disperso como si algo le preocupará y por más que le pregunté dijo que estaba bien, pero yo siento algo aquí adentro que algo no anda bien, pero como ya le había dicho le voy a dar la confianza porque quiero que con sus hechos me demuestren que me ama y que no fui una más en su camino.
—¿Qué tanto piensas? —Giro al sentir la voz carrasposa de Alberto susurrar a mi oído.
—En ti, y como te fue —respondo, muevo mis brazos mientras él se sienta a mi lado y corre un mechón de mi cabello.
—Pues pensé que Pablo me iba a matar en un instante, pero gracias a Dios no fue así, solo que ahora quiere hablar conmigo. —Agacha su mirada pues quién sabe qué le dijo mi padre, pues cuando llegué aquí con