Tal vez sueno fatalista, pero desde un principio no tengo esta posibilidad de decir que quiero y a quien quiero conmigo. Nunca hubo esa opción y quizás entiendo un poco el por qué ella lo dice ahora cuando no hace parte de un contrato y es la madre del fruto de ese juego.
El padre de su hijo... es Eliot y si ella supiera como ahora me destroza su petición por dentro, quizás no me lo estaría pidiendo; o quizás si lo sabe y es consiente de todo porque al final yo estoy en el lugar que ella tuvo antes con ellos y Eliot nunca me negó que Gerry fuera el resultado de ello.
La premisa no cambia. Desde el principio supe que solo estaba allí para hacer un trabajo para Eliot y de paso pasarla bien con ambos.
―Por mi trabajo. Eliot necesitaba un remplazo para seguir con su biógrafa. ―Atino a dar mi única respuesta de valor. No tengo por qué explicarle lo otro que es muy obvio para ella.
Una semana ha transcurrido desde que hablara con franqueza con Alishea y también que decidiera darle fin a las memorias de este idilio que decidí dejar por escrito, y en un intento por quizás no olvidar lo que sucedió entre los tres. Cada que tengo tiempo y me encuentro a solas, abro mi archivo y releo cada letra en la pantalla de mi portátil permitiéndome soñar entre mis propias fantasías realizadas y llorar.Se que Eliot me advirtió que no la utilizara, pero al final fue lo único mío que pude desempacar desde el momento que llegué aquí. Usarla para plasmar todo lo que he vivido se convirtió en un escape de sus estados cambiantes de humor y la agonía por hacer un buen trabajo que le complaciera. Aún recuerdo esa conversación tan inusual en su oficina donde por primera vez tuve sexo con los dos, y pienso que no estuvieron equivocados cuando me dijero
Un corazón roto o unaexperienciamás, como recompensa. Si eso era lo que obtendría y no puedo quejarme. Solo me carga un poco que desobedecí a Eliot al usar mi antigua computadora, pero era que sencillamente no podía dejar que viera o rastreara esto, y menos que lo leyera. Sería como vernos transparente a todos nosotros. Sin un filtro que disimule lo que pasó y lo que siento luego de ello. Pero ya no está y lo mejor fue borrarlo, así no queda evidencia de toda esta locura sucia, pecaminosa pero muy divertida. La sinvergüenza que llevo dentro jamás podrá negar que en medio de todo se divirtió haciendo todo esto. Sin embargo, ahora solo me queda hacer mi trabajo y despedirme de todo esto. Quisiera pensar que todo esto cobrará importancia algún día para Eliot, pero al final despierto y me encuentro con la misma respuesta. No sucederá. Y ahora que lo pienso todo lo que escribí y leí si ha sido una completa locura. ¿Qu
¿Que podría contener de malo sobre mí?Estoy limpia, no tengo antecedentes, ni familia... no una de sangre.Mis dedos tiemblan al tratar de hacerlo. Miro a Eliot y su expresión no me traduce nada, ni siquiera ánimos.¿¡Que diantres estaba pasando!?Acaso sabe lo que se encuentra dentro.―Vamos, míralo que nos tienes en ascuas a todos ―Astrid por fin habla descruzando sus largas piernas para buscar una mejor posición donde está sentada. Sin duda su tono es apremiante. Espero que Charles también hable, sin embargo, solo mira atento.Desenrollo como puedo el hilo del botoncillo y lo abro. No sé por qué, pero tenía miedo de ver su interior. Algo no andaba bien en todo esto. Palpo con mis dedos lo que hay dentro y la superficie de papel es suave sobre una base un poco gruesa. Lo saco rápidamente y por poco se me caen los lentes ahora d
La situación está como para alquilar balcón y Claudia aun no estalla en carcajadas de victoria por estar defendiendo su papel frente a Eliot, y muy en el fondo sé que se muere por reírse de los dos. Pero más de mí. Por terminar de pisotearme. Por acabar de manera definitiva conmigo como seguramente lo soñó muchas veces, ¿y aún me estoy preguntando por qué? Me quito los lentes y con el dorso de mi mano limpio las lágrimas esquivas que han alcanzado a rodar por mis mejillas, estoy que rompo a llorar, y más, luego de escuchar esa frase de la boca de Eliot y que todavía hacen un eco profundo en mi cabeza. Y no lo culpo, él me abrió una puerta a su vida. Me ofreció un mundo lleno de posibilidades y yo lo dejé caer a sus pies haciéndolo añicos con mi estupidez. Y ya no soy una niña, ya no es su culpa, porque ahora soy yo quien le trae la desgracia. Pero no voy a… llorar. No. No frente a Claudia, no voy a darle ese gusto. ―E…Eliot... ―balbuceo su nombre colocándome nuevamente mis lentes―.
La cara que tengo en este momento sé que puede ser molesta para algunos que no soportan la felicidad del otro mientras camino como sonámbula de vuelta a casa, sin embargo, no quepo en mi ropa desgarbada de la dicha. Pienso, en que muchas veces flipamos con fantasías y sueños locos, y nunca se nos pasa por la cabeza que alguna vez se harán una realidad. Parecen solo un sueño inocente, y que dentro de tu cabeza y libre pensamiento no piensas que le estás haciendo daño a nadie. Quizá somos muy egoístas al sentirnos así; aunque, lo que más queremos es vivir, vivir y disfrutar a tope nuestro mejor momento. Mi mejor momento... Suspiro hondo con el orgulloso recuerdo que siempre me hace sonreír, porque fue en ese momento tope de mi vida cuándo decidí lo que quería ser para mi futuro. También, fue cuando se me hizo más difícil creer, que podría realizarlos. Con tan solo doce años, y muy poca experiencia en medio de todos esos adultos fui la afortunada. Él me escogió a mí, y solo a mí para
Me sacudo el cansancio y me reclino sobre la silla porque Marcia, mi compañera de piso, hace su escandalosa entrada. Es bastante alegre y dicharachera, y una distracción total cuando quieres concentrarte. Hemos convivido tantos años que ya la adoro así, y aunque no llevemos la misma sangre, es más que una amiga para mí. Es mi hermana. Marcia es la hija menor de la familia donde fui acogida luego que mi abuela Elsa falleciera, increíblemente una semana después de aquella dichosa entrevista; ahora me pregunto si tanta dicha, no trajo fue muy mala suerte para mí. Me lleva dos años; y desde que entré a la universidad nos fuimos de casa y empezamos a compartir espacio en un piso que alquilamos entre las dos. No ha cambiado nada desde que se graduó como administradora de empresas. Sigue siendo una aventurada enamoradiza y alocada fiestera, a diferencia de mí, que soy más como un ratón de biblioteca, Ese es su apodo favorito para mí, Ratona, que se lo copió de... Lucas, su hermano mayor. Y
Un vestido de anciana desgarbada hasta más debajo de las rodillas ―algo que diría Marcia―, chaqueta de mezclilla, zapatillas rojas, mi bolso, mi libreta de apuntes, mi teléfono, mi cámara, mi pelo suelto y el fleco que me cae sobre mis lentes; son todo lo que necesito para pasar desapercibida y realizar mi labor. Si lo sé, soy más parecida a Betty la fea; pero bueno, verme muy poco atractiva por lo menos evitará que no se fijen mucho en mi apariencia. Me miro al espejo, me agrada lo que veo. Suficiente arreglo pasar desapercibida; pero no mis ojeras. ¡Casi no pude dormir!, la ansiedad porque todo salga perfecto no me dejó conciliar el sueño. Siempre me pasa cuando me enfrento a algo serio, ya me ha pasado… antes. Sin embargo, mi estómago aun revolotea desde anoche y me pregunto por qué; ¿acaso me ocurrirá una catástrofe? ¿Será que entregaré la peor crónica deportiva de mi vida? me encontraré un papi millonario como augura Mar. ¡Diantres! Espero que no. Y pensando en ella y sus mal
¿Es él? ―El mismo "señor" que viste y calza. ―Se auto alude con tono burlón, y en serio que hace chistosas comillas con sus dedos. No… puede… ser… ―¿En serio eres Eliot Maddux? ―pregunto y él asiente corroborándolo, su mirada realmente me hipnotiza como aquella vez. No puedo afirmar que lo consideré mi crush en ese momento, pero vaya que hacía, y aun hace desestabilizar a una mujer. Me fijo en su apariencia y supongo que no quiere llamar la atención―. Cómo es posible. Esto es una… verdadera coincidencia ―añado cuando dejo de flipar internamente, ahora me emociono como tonta. No siempre te reencuentras con alguien a quien pensabas no volverías a ver jamás en tu vida. ―Bueno, llámalo mejor, influencias. Me alegra que hayas seguido trabajando por tus sueños ―aduce y yo no dejo de mirarle como boba. Podría ser; pero influencias o no, se siente grato este reencuentro con una pieza importante de mi pasado. ―Sí ―exhalo luego de espantarme la bobería. Vuelvo a concentrarme―, ha sido d