No solo me saca de allí con apuro, sino que cuando estamos afuera me lleva sobre la pared.
―Ven conmigo ―dice y yo suspiro hondo.
No contesto a lo que pide, y lo aparto para cerrar la puerta de Ferran mientras él solo me ve como si no pudiera descifrar a quien tiene en frente. Tomo aire lo boto y procedo a irme a mi habitación. Eliot me sigue y me toma del brazo.
―¿A dónde vas? ―increpa.
Su tono no es severo; pero tampoco desenfadado. Debería decirle que prefiero ir a dormir. Ha sido demasiado por hoy.
―A descansar ―respondo mostrando indiferencia a lo que tenga en mente.
Trato de zafarme de nuevo y no me suelta. Sigue sin darse por vencido y lo cierto es, que no tengo ánimos para lidiar con sus cambios de humores.
―Te pedí que vinieras conmigo ―repite muy firme, y no quiero encontrarle la razón a su pedido.
―¿Por qué me pides eso? ¿Es solo por