Andrew estaba a punto de desmayarse de la ansiedad. Pensaba que tal vez Juliana se había ido a lo loco y se estaba quedando en algún hotel, y que al rato se iba a dar cuenta de que le faltaba algo. Le preocupaba que, en medio de ese intento de escaparse, no tuviera dinero. Así que se fue al jardín, se sentó cerca del columpio y empezó a transferirle dinero desde su cuenta.
Ni se fijó cuánto mandó exactamente, solo sabía que metió varios ceros. Le preocupaba de verdad que ella la estuviera pasando mal... sin darse cuenta de que Juliana nunca necesitó que él la mantuviera.
Al poco rato le entró una llamada del banco.
—Señor Leroy, las transferencias que intentó hacer no pudieron completarse.
Andrew ya andaba al borde del colapso, como si se le hubiera borrado todo lo que normalmente lo hacía un tipo controlado. Respondió de una:
—¿Acaso fue por el monto? ¿O por la cantidad de transferencias? Pueden comprobar que soy yo, si necesitan una firma o un código, lo tengo. Solo quiero transferir