"Hana"
Cuando apagué la computadora en el trabajo estaba listita para enfrentar a Giovana, para mostrarle que llegué para quedarme y que voy a hacer feliz a su papá y que ella también va a poder contar conmigo.
—Vamos, brutote, pero antes vamos a parar en un lugar —le avisé a Rubens que me miró desconfiado.
—Pequeña, ¿estás lista de verdad? Porque si no lo estás, te llevo a casa y el jefe te encuentra allá —sugirió y levanté el brazo para poner la mano en su hombro.
—Brutote, voy a hacer que esa fierecilla me ame, ¡de la misma forma que lo hice con su papá! —dije llena de confianza.
—¡Le creo, pequeña! —sonrió y pasó el brazo por mi hombro—. ¡Vamos a enfrentar a la fierecilla!
Salimos del hospital e hicimos una parada en una tienda de dulces y otra en una librería, ya que los electrónicos estaban prohibidos, quería algo diferente para que ella pasara el tiempo y se calmara y lo encontré, solo esperaba que le gustara.
Cuando toqué el timbre en el departamento de Rafa, Rubia abrió