"Rafael"
Después de que Anderson hizo que Giovana dejara el berrinche, almorzamos en silencio. De vez en cuando Giovana me miraba a mí o a Anderson, medio disimuladamente. Yo quería cargar a mi hija en brazos y acunarla como a un bebé, pero quería que ella quisiera mi cariño de padre.
Cuando ella comenzó a comer, con el nítido placer de reconocer su hogar, lo que era afectivo para ella, me emocioné y quería darle un beso en la frente a Anderson por haber hecho lo que hizo. Ese muchacho estaba siendo demasiado maduro y paciente y estaba comenzando a influenciar a Giovana positivamente, sería un buen amigo para ella.
—Muy bien, todos limpiaron el plato, ¡así que ahora hay postre! —dije después del almuerzo y antes de que Giovana abriera la boca para decir que no quería, continué—. ¡Petit gateau con helado de crema!
—¡Ay, jefe! ¡Así voy a terminar pidiéndote matrimonio, aunque no seas mi tipo, pero por lo bien que cocinas! —bromeó Anderson y miró a Giovana—. ¡Me encanta el petit gatea