"Hana"
No debí haber dormido prácticamente nada la noche anterior, pero desperté la mañana siguiente sintiéndome llena de energía y desperté abrazada a Rafael, de frente a él, con sus brazos sosteniéndome y mis brazos abrazándolo y nuestras piernas entrelazadas mientras mi nariz se deleitaba con el aroma amaderado y cálido de su piel.
Mi cuerpo era un traidor descarado y mi cerebro solo repetía las palabras de Rafael para mí "una noche de sexo delicioso y despertar con un hombre de verdad abrazándome". Eso era tan bueno que quería creer, pero no podía, no podía olvidarme de lo que ya había pasado antes.
Levanté los ojos y vi que tenía los ojos cerrados, su respiración tranquila, parecía tan sereno y pacífico que casi podía olvidar el riesgo que estaba corriendo. Observé su cara bonita, las pestañas espesas y esa boca adictiva que me hacía olvidar que podría estar cayendo en otra trampa. ¡Ay, pero cómo era de deliciosa esa boca! Y las cosas que me hacía.
Cerré los ojos y me acordé d