"Melissa"
Estaba canturreando en la oficina, hasta parecía Mauricio del departamento comercial que vivía cantando. Ah, pero estaba tan feliz, ¡hacía mucho tiempo que no me sentía tan feliz! Mi Nando ayer me sorprendió. Solo tenía un poco de sueño, porque él estaba realmente inspirado y casi no me dejó dormir.
—¡Dios, cuánta alegría! —Julia, secretaria de Heitor, bromeó conmigo.
Entró en mi oficina riéndose y cargando un arreglo de rosas rojas en un florero de cristal, que puso sobre mi escritorio.
—¡Gente, qué lindo! —Miré el arreglo e imaginé que Heitor estaba preparando algo para Sam.
—¡Maravilloso, ¿verdad?! Acaba de llegar para ti. —Julia sonrió, tomó el sobrecito entre las flores y me lo entregó.
—¿Estás segura de que son para mí? —Pregunté.
Era una novedad recibir rosas, no eran de Nando con seguridad, pues él siempre mandaba peonías, entonces ¿de quién serían? Abrí la tarjeta y casi no pude creer lo que leí.
—¿Y entonces, quién las mandó? Porque el príncipe no manda rosa