"Ricardo"
Esa chica no me haría las cosas fáciles. Logró dejarme en una situación aún peor antes de irse. Mientras el taxi se alejaba, trataba de calmarme y hacer que mi sangre volviera al cerebro para que volviera a pensar, porque en ese momento parecía que toda la sangre de mi cuerpo estaba concentrada apenas en mi miembro y solo pensaba en tomar el auto e ir tras ella para terminar lo que empezamos.
Pero tenía cinco amigos sentados en mi sala esperándome. Cinco amigos que podrían haber sido solidarios y vuelto a sus casas para que yo tuviera un poco de diversión que hacía mucho no tenía. Volví adentro de casa arrastrándome y pensando en cerdos destripados, para dar tiempo a que mi cuerpo disipara toda esa tensión que se concentraba debajo de mi cintura.
—¿Anabel Lancaster? —Patricio me encaró. —¿No habías decidido alejarte de ella?
—Sí, pero nos encontramos por casualidad hoy y una cosa llevó a la otra y ustedes aparecieron en un momento nada oportuno. —Me quejé y me tiré en el