"Ricardo"
Parpadeé varias veces, pero la imagen continuaba ahí frente a mí, entonces me froté los ojos y la chica bonita amplió la sonrisa. Pero fue solo cuando puso la mano en mi brazo y sentí el calor de su toque que me convencí de que no estaba alucinando.
—Ricardo, no es posible que hayas bebido tanto como para dudar de lo que ves. —Había notado mi confusión.
—No sé si dos tragos de whisky son suficientes para alucinar. —Bromeé con ella.
—Si son todos dobles, son cuatro tragos. Pero no creo que sea suficiente para causar una alucinación. —Entonces se puso de pie frente a mí. —Puedes tocarme y estar seguro de que soy real. Anda, tócame.
—Tal vez debería mantener mis manos lejos de ti. —Bromeé, pero había un fondo de verdad en eso, era hermosa y si no quería tocarla, no era porque no necesitara ver si era real, sino por otro motivo, solo que sabía bien que era mejor no meterse en ese avispero, ella era Anabel Lancaster y yo estaba roto de muchas maneras.
—¡Ah, deja de ser tonto