"Lisandra"
¡Tuve una noche horrible! Patricio estaba en todos mis sueños y iban desde besos ardientes en una playa hermosa hasta que me echara de la empresa a patadas, literalmente. Desde que empecé en este trabajo estaba soñando mucho con él, esto parecía una obsesión que no podía dejar. Y todo se puso aún peor desde que me llamó y pidió que reservara su vuelo de regreso. Tenía los nervios a flor de piel. Llegaría al final de la semana siguiente e iría directo a la hacienda de la familia de Manu, donde sería su boda con mi hermano.
—¡Buenos días! —dije como un zombie cuando entré a la cocina y vi a Manu tomando su café, con los ojos brillantes de quien había tenido una noche maravillosa.
—¡Dios mío! ¡Estás pésima! —me evaluó.
—¡Ah, gracias, cuñadita! ¡Lástima que no puedo decir lo mismo de ti! —bromeé con ella, que se rio y movió la cabeza.
—¿Patricio otra vez? —preguntó poniendo la mano sobre la barbilla para escucharme.
—¡Sí! —suspiré—. Al menos en la segunda mitad de la noche