"Flávio"
Salí del apartamento lo más rápido posible, no quería que mi bajita fuera molestada. Estaba furioso, ¿quién se creía esa loca para confrontarme así? Mis ganas de pegarle un tiro en medio de la cara y desaparecer el cuerpo eran casi incontrolables.
Salí por la portería del edificio y la encontré en medio de la acera. La tomé por el codo y la arrastré hasta la esquina. Estaba ciego de furia, quizás la arrojaría bajo el primer auto que pasara por la calle. Esta mujer ya me estaba sacando de quicio.
— ¿Qué diablos estás haciendo aquí, Sabrina? —Reuní todo el poco control que aún tenía para no matarla y no gritar allí en medio de la calle.
— ¿Tú qué crees? —Me miró cínicamente y necesité contar hasta diez para no apretar su cuello.
— Sabrina, hicimos un acuerdo. —Le recordé, apenas podía hablar de tanta rabia.
— Sí, lo hicimos, pero cambié de opinión. No voy a darte un mes para que me prepares alguna trampa. —Hablaba con calma, como si no supiera el tipo de persona explosiva