"Manuela"
Flavio me hizo sentir en su beso su necesidad y su deseo por mí, un beso caliente, húmedo y exigente, que robó mi aliento y me hizo anhelar más.
Su boca fue deslizándose hacia abajo, hasta que su lengua rozó la punta de uno de mis senos y después el otro que devoró vorazmente, chupando deleitado mientras pellizcaba levemente el pezón del otro. Yo estaba en combustión, gemía su nombre delirando con las maravillosas y nuevas sensaciones que él me estaba proporcionando. Su mano se posó en mi sexo y sentí aquellos movimientos deliciosos que ya se estaban volviendo familiares y tan deseados.
Mientras sus dedos torturaban deliciosamente mi sexo, su boca castigaba mis senos. Ya mi boca pronunciaba su nombre como una oración, con satisfacción y deseo, implorando por más de sus besos y de sus caricias.
Levantó la cabeza para mirarme, mientras cubría mi intimidad con la mano y hacía que mi cuerpo hirviera y ardiera por él. Cuando volvió a tocar sus labios en mi piel comenzó a bajar