"Heitor"
A la hora de siempre estaba fuera de la tienda esperando a que Samantha saliera para ir a tomar un café. Estaba deslumbrante con un pantalón lila de corte sastre, una blusa de seda blanca y zapatos de tacón. Se había hecho un moño bajo y dejó dos mechones cayendo alrededor de su rostro.
—¡Eh, Heitor! ¿Haciéndote el listo otra vez? ¿Tu madre dejó de rezar por ti? —dijo Samantha tan pronto como salió de la tienda.
—¿De qué estás hablando, mi diosa? —sabía muy bien que era sobre el ataque colectivo de las flores, pero preferí hacerme el tonto.
Samantha me saludó con un beso en la mejilla y salimos caminando hacia la cafetería.
—Claro que sabes de qué estoy hablando. ¿Los súper amigos ahora solo hacen las cosas juntos? ¿Si uno no lo hace el otro tampoco?
—Sam, ¿no te gustaron las flores?
—Me encantaron las flores, Heitor, pero parece que fueron enviadas con doble sentido. Mel tiene razón, parece que quieren manipularnos.
—No es nada de eso, mi diosa —me detuve quedando fre