"Hebe"Me gustaría saber qué pasa por la cabeza de mi hermano, porque a veces Heitor pierde totalmente el foco y se va cuesta abajo. Le di instrucciones precisas, era un perro, solo uno y de tamaño pequeño, y entonces llego de un viaje maravilloso y recibo a mis hijos de vuelta acompañados de dos perros y el perro de Clara es casi de su tamaño. Tuve ganas de enviar a los perros y a los niños de regreso a su casa.Por supuesto que él tenía un discurso preparado en la punta de la lengua para responderme cuando lo llamé furiosa cuestionando los dos perros. Lo peor es que me convenció, siempre me convencía, desde que éramos niños era así, yo hacía todo lo que él quería. Sin embargo, mis hijos eran dos diablillos y yo lo sabía, eran dos diablillos que manipulaban al tío como querían y, invariablemente, me sentía manipulada por extensión, pues después de que Heitor cedía a sus caprichos, él me hacía ceder a su propio deseo de complacer a los sobrinos.No tuve elección, acepté a los travie
"Samantha"El fin de semana en casa de mi abuela fue más que perfecto. No esperaba que Heitor me pidiera matrimonio y me hizo la propuesta más linda del mundo. Confieso que nunca fui el tipo de mujer que sueña con el matrimonio, el vestido de novia y todas esas cosas, pero ahora que estoy comprometida, estoy emocionada y ansiosa.—Gente, ¡estoy comprometida! —me dije a mí misma en el vestidor, mirando el anillo y la alianza en mi mano.—Sí, Ruiseñor, estamos comprometidos y quiero fijar una fecha para nuestra boda —Heitor me abrazó haciendo que apoyara mi espalda en su pecho y dándome un beso en la cabeza.Estaba tan distraída con mis pensamientos que ni siquiera lo noté entrar. Él ya estaba listo para el trabajo, guapísimo con ese traje color carbón que hacía que sus ojos verde esmeralda resaltaran aún más. Yo estaba tan distraída que todavía andaba en bata.—Mi lindo, ¿qué tal dentro de un mes?—Muy lejos —se quejó besando mi cuello.—No quiero salir corriendo como pasó con Ca
"Samantha"—Mi diosa, ¡qué bueno que llegaste! Me estaba muriendo de extrañarte —dijo Heitor entre los besos que me daba.—¡Sabes que yo también! —me acurruqué en su regazo.—¿Cómo fue tu noche con las chicas?—¡Fue excelente! Vamos a programar y pasar un fin de semana en la casa de playa de Hebe.—Vamos... ¿solo ustedes chicas o...?—Todos nosotros, mi lindo, no voy a estar lejos de ti todo el fin de semana.—Mmm, ¡me gustó! ¿Y ya nos casaremos ese fin de semana?—Dentro de un mes, Heitor.—Está bien. Pero hasta entonces, ¿podemos practicar para la luna de miel? —Heitor pasaba su nariz por mi cuello—. Estoy loco de ganas de perderme en ti.—¿Estás leyendo mis pensamientos? —él sonrió.—Ven, futura esposa, te llevaré a la cama —me puso de pie y miró a Canela—. Amigo, hoy te quedas aquí abajo —el perro lo miró como si entendiera y soltó un lamento. La escena me hizo reír.—Necesito tomar un baño —dije cuando llegamos a la habitación.—Ah, sí, un baño es una excelente idea —
Llegué a casa completamente agotada después de un día interminable. Entre la universidad y el trabajo, mis energías estaban por los suelos, pero, nada más entrar, vi que mis padres me esperaban en la sala con una expresión seria.—Siéntate, Catarina. Necesitamos hablar —dijo mi padre, visiblemente nervioso.—¿Qué pasa, papá? —pregunté con desgano. Lo único que deseaba en ese momento era darme una ducha y desplomarme en la cama. Sin embargo, sabía que algo importante estaba por suceder.—Llegó la invitación de la boda de tu prima —soltó mi madre, sin más preámbulos.—¡Esa no es mi prima! —respondí, alterada.—Catarina, te guste o no, ella es tu prima —insistió mi madre con firmeza—. Es hora de que dejes esa actitud infantil. Melissa ya armó un escándalo aquí en casa. ¡Ya es suficiente! Es la hija de mi hermana, por lo tanto, es tu prima.—Discúlpame, mamá, pero para mí ella ya no significa nada —repuse, intentando mantener la calma—. Se acostó con mi novio en mi propia cama. ¡Eso
Pero no hubo escapatoria. Meli me arrastró literalmente a la fiesta, en donde, nada más entrar, me llevó directo a la barra y me susurró con complicidad:—Esta noche es barra libre, ¡vas a ahogar todas tus penas de una buena vez! —exclamó, mientras me entregaba dos shots de tequila y sostenía otros dos en su mano—. ¡Vamos a darle con todo! Nos bebimos los tequilas de un solo trago, y Fernando ya nos estaba sirviendo sendos Cosmopolitan. Un momento después, Meli me jaló a la pista de baile y para mi sorpresa, empecé a disfrutar. Cuando sonó una música más lenta, Nando y Meli se abrazaron para bailar y yo aproveché el momento para escabullirme hacia el buffet. Sin embargo, nunca llegué.Una mano me jaló suavemente, y, al voltear, me encontré con un hombre con una máscara negra que me sonreía de una manera completamente irresistible. Besó mi mano con un gesto galante y me atrajo hacia él susurrando con una voz ronca que me erizó la piel:—La mujer más hermosa del salón no me puede
El lunes, durante el almuerzo, Meli me entregó una pequeña bolsa de una tienda de lujo, la cual miré con desconcierto.—Mi mamá me pidió que te lo diera —me dijo con una sonrisa radiante—. Dice que te queda perfecto y que a ella ya no le va.Al abrir la bolsa, encontré el perfume que había usado la noche del baile y no pude evitar sonreír. Había adorado ese aroma y ahora era un recuerdo de la mejor noche de mi vida. Sin embargo, un pensamiento me cruzó por la mente: esperaba que esa noche inolvidable no me hubiera dejado como «regalo» alguna enfermedad venérea.Con esa idea en la cabeza, le agradecí a Meli y le comenté que más tarde llamaría a su madre para agradecerle, pero primero necesitaba contactar un laboratorio para hacerme unos análisis.Cuando llamé, me informaron que requería una orden médica para el seguro me cubriera los exámenes. Gracias a Dios la empresa nos proporcionaba cobertura médica a todos los empleados; de lo contrario, no sabría qué hacer. Mi sueldo era basta
El día de mi graduación, Pedro ya tenía dos años. Era un niño hermoso que caminaba por todos lados, siempre pegado a su abuelo. De hecho, «abuelo» fue su primera palabrita. Con su cabello negro bien lacio, piel clara, una naricita respingada y unos enormes ojos azul violeta que me hacían suspirar, era literalmente mi sol. Y ahora tendría más tiempo para dedicarme a él.Después de la ceremonia de graduación, mi jefe me llamó para tener una conversación. Era un jefe extraordinario que me había demostrado verdadero aprecio. En la reunión, él me explicó que estaba muy satisfecho con mi trabajo en la constructora, pero sabía que yo merecía mucho más, por lo que me aconsejó buscar trabajo en mi área profesional para asegurar un mejor futuro para mi hijo. Así también me garantizó que mi puesto seguiría disponible si las cosas no resultaban como esperaba, lo cual me dio total tranquilidad, y, emocionada, acepté su consejo.Cuando le conté a Meli, inmediatamente, se ofreció a ayudarme. Habló
A la mañana, siguiente, llegué a la empresa, puntual, a las ocho de la mañana. La señora Mariana me recibió con una cálida bienvenida y se encargó de presentarme a todo el equipo. Todos fueron extremadamente amables conmigo, aunque el jefe aún no estaba en la oficina, ya que se encontraba de viaje y regresaría hasta el fin de semana.La oficina era impresionante. Un diseño moderno que combinaba perfectamente el blanco, con el acero inoxidable y los detalles en verde. Lograba ser profesional y acogedora a la vez, con un toque de elegancia que me cautivó por completo. Y me sentí particularmente satisfecha por mi elección de vestuario: un traje negro impecable, con una blusa de satén verde oscuro y unos tacones negros que complementaban el conjunto a la perfección. Consciente de que ahora trabajaría directamente con el presidente de la empresa, sabía que debería mantener ese nivel de elegancia todos los días.A media mañana, recibí un mensaje de Meli, en el que me informaba que había