"Samantha"
Desperté con un enorme dolor de cabeza, esto es lo que gané por derramar un río de lágrimas ayer, un enorme dolor de cabeza y ojeras. Y un pésimo humor.
Llegué a la sala y Heitor estaba dando orientaciones a un batallón de personas, eran los guardias y empleados de la casa. Cuando me vio, abrió una hermosa sonrisa y me extendió la mano.
— Sami, ¡buenos días! —dio un beso en mi cabeza y comenzó a presentarme a todos los empleados. Era mucha gente.
Cuando terminaron las presentaciones, todos se retiraron de la sala y Heitor me atrajo en un abrazo, que me reconfortó y mejoró un poco mi humor.
— ¿Estás bien? —preguntó en mi oído.
— No mucho. Tengo dolor de cabeza y un malestar que no sé explicar —refunfuñé apoyando mi cabeza en su hombro.
— Ah, pobrecita mi diosa —Heitor habló en un tono afectuoso que me arrancó una pequeña sonrisa—. Ven, vamos a tomar un buen desayuno y después tomas un analgésico. Voy a llamar a Alessandro y avisarle que no irás hoy.
— ¡Sí iré! —protes