"Samantha"
—Mi diosa, ¡qué bueno que llegaste! Me estaba muriendo de extrañarte —dijo Heitor entre los besos que me daba.
—¡Sabes que yo también! —me acurruqué en su regazo.
—¿Cómo fue tu noche con las chicas?
—¡Fue excelente! Vamos a programar y pasar un fin de semana en la casa de playa de Hebe.
—Vamos... ¿solo ustedes chicas o...?
—Todos nosotros, mi lindo, no voy a estar lejos de ti todo el fin de semana.
—Mmm, ¡me gustó! ¿Y ya nos casaremos ese fin de semana?
—Dentro de un mes, Heitor.
—Está bien. Pero hasta entonces, ¿podemos practicar para la luna de miel? —Heitor pasaba su nariz por mi cuello—. Estoy loco de ganas de perderme en ti.
—¿Estás leyendo mis pensamientos? —él sonrió.
—Ven, futura esposa, te llevaré a la cama —me puso de pie y miró a Canela—. Amigo, hoy te quedas aquí abajo —el perro lo miró como si entendiera y soltó un lamento. La escena me hizo reír.
—Necesito tomar un baño —dije cuando llegamos a la habitación.
—Ah, sí, un baño es una excelente idea —