Capítulo 25

Después de salir del apartamento de Hades debo confesar que me costó dormir; di vueltas y más vueltas en mi cama.

Pensaba en la persona que me dio mi primer beso y, vaya que fue desagradable, aún recuerdo cuando sus aparatos me rasguñaron los labios; en vez de salir feliz de ese beso parecía que Drácula me había succionado los labios para beber toda mi sangre.

Después me tocó "El elefante", todavía lo recuerdo parado frente a su carro despidiéndose de mí. En ese tiempo yo era gordita, o mejor dicho, una ballena feliz. Él estaba enamorado de mí, después de regalarme unos girasoles y hablar como por tres horas, recuerdo que mi garganta estaba más seca que el mismo desierto de Sáhara, cuando, por fin, decidió marcharse; salí como b

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