Mi hermosa y seductora Adelfa, hoy por fin he logrado acercarme un poco más a ti. Cuando por accidente se te cayeron los libros, estaba tan enardecido viéndote tan tranquila mientras recogías tus pertenencias que ni siquiera te percataste de tu alrededor como la mayoría de las veces. Me acerque a ti mientras secaba el sudor de mis manos en mi pantalón, en tanto mi mente creaba escenarios ficticios donde tú eras la única protagonista, me aborrezco a mí mismo por confesar que la mayoría de esos escenarios eran lascivos. Puede parecerte absurdo pero cuando te entregue tu libreta y nuestras manos se rozaron por unos escasos segundos juro que me sentí tan dichoso pero una parte de mí se sentía insatisfecho que la furia se apodera de mí en lo que escribo esta carta de solo