Tony se sorprendió ante la pregunta de Eliza y titubeó unos segundos.
— ¡Oh no, me gustas tu mi bella princesa!— exclamó él— Solo que me encanta bailar como ella, no me digas que estás celosa.
— No, es que se veían tan compenetrados bailando que imaginé cosas— dijo ella.
— A mi me gustas tu Eliza— dijo Tony— estoy enamorado de ti, y me gustaría que me dieras la oportunidad de salir, que seas mi novia.
— Eres tan dulce Tony— dijo ella— también me caes muy bien y ¿por qué no? Acepto salir como novios y allí nos vamos conociendo.
Él la atrajo suavemente hacia su cuerpo y la besó con ternura en los labios, Eliza, al inicio se sorprendió un poco con aquella dulce caricia, no se lo esperaba, pero correspondió a lo que Tony demandaba de ella.
En ese momento, Harry asomó su cuerpo en la oficina de Eliza, la puerta había quedado entreabierta y él no se preocupó en tocar, así que pudo ver cuando se estaban besando.
Un dolor intenso atravesó por su estómago hasta radicarse en su corazó