Por ambición y rencor comenzó esto y con sangre acabará este juego al cual llamamos: maldición y destino.
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Omnisciente.
El rey Arturo para desgracia de Aidan no era para nada diferente al resto de los reyes que anteriormente habían tomado la corona en Gea, todos ellos tenían algo en común y era que en ninguno podías confiar porque podrías recibir un puñal directo al corazón.
Lo que para Aidan fue un trato justo y un cierto alivio. Para Arturo fue la jugada perfecta para distraer y atacar.
Para los humanos era imposible pensar en siquiera tener cerca a lo que ellos llamaban: aberraciones infernales.
Todos ellos habían sido por años muy sumisos y eso causó que los humanos creyeran ser superiores y harían lo que sea para deshacerse de ellos. Más que odiarlos en cierto modo los envidiaban, ya que no podían ser como ellos preferían acabarlos hasta hacerlos cenizas.
A pesar de que el rey tenía a su disposición un ejército listo para atacarlos, sabía perfectamente que la única manera de