Cuando consiguieron salir de su estupor por la mención de una invitación a un yate, en el Mar Mediterráneo, luego de que las llevara un helicóptero que pasaría a recogerlas, Marge se encargó de pasar, al celular de Javier, la ubicación por GPS. Unos minutos después las llamó el piloto de la aeronave, solicitándoles que se dirigieran a la dirección que estaba por enviarles a su celular, el punto más cercano a su ubicación actual en donde podría aterrizar el helicóptero.
—Paso en veinte minutos, chicas. Confírmenme cuando estén listas —dijo el piloto.
Sacaron del closet la primera maleta que encontraron y echaron -más que empacar- lo primero que encontraron de ropa de veraneo. Cuando el maletín casi no cerraba, lo