—Me encanta Roma. — Dice mientras vamos caminando abrazados una de las tantas hermosas calles que hay aquí.
—Es hermosa. — Respondo.
《Estoy completamente enamorado de mi ciudad y no me imagino viviendo lejos de mi tierra.》
—¿Y con cuantas has venido a caminar por aquí? — Me pregunta mirándome.
—¿Puedo elegir no responder a tu pregunta rubia? — Negocio intentando no reírme.
Ella se detiene en medio de la acera y me mira entrecerrando sus ojos —¡Eso quiere decir que han sido muchas! — Exclama sorprendida.
—¡No, tampoco! — Intento explicar, pero tengo la sensación de que no me está creyendo.
—¿Cuánto es "no, tampoco"?— Inquiere imitando mis palabras.
—No muchas. — Digo serio.
—Mmmm... Me mientes, lo sé, pero está bien; es tu pasa