JENNA
«Me aburría... Solo quería... Yo...», dije, con una excusa tan poco convincente que sabía que quizá no se la creería.
Me dijo que no merodease por allí y yo hice lo contrario.
«No me dispararía de verdad», pensé, pero realmente no sabía qué pasaba por su cabeza.
La pistola seguía apuntando a mi cabeza y sus ojos, que normalmente no mostraban expresión alguna, ahora sí la tenían.
Ira.
De repente, suspiró y bajó la pistola, guardándola en la cintura de sus pantalones.
Algo cambió en su mirada.
Seguía pareciendo enfadado, pero su rostro tenía una expresión divertida.
Exhalé el aire que no sabía que estaba conteniendo en el momento en que bajó la pistola.
«Realmente no quieres ver a Jane», afirmó con voz monótona.
¡Mierda!
Se me había olvidado que tenía a alguien a quien proteger.
«¡Por favor, no la mates! Es que me aburría estar encerrado. ¡No sabía que había alguien ahí dentro!», dije, soltando las palabras sin pensar.
Cualquier cosa con tal de mantener a Jane a salvo.
Me estudió