Tiempo después…
Cristina y Aníbal veían televisión en la sala de la gran casa, Mariano llegó a la mansión junto con un chico dos o tres años menor que Aníbal. Tenía los ojos verdes y un semblante vacío, llevaba una pequeña mochila de colores que abrazaba fuerte.
Cristina inmediatamente se acercó al chico regalándole una amable sonrisa. “Hola”.
El niño solo la miró en silencio.
Mariano les anunció. “Él es Andrés, se quedará con nosotros a partir de ahora”. Se alejó dejando al pequeño de pie solo. Ya les había informado que no tenía nada más que decir.
Aníbal se acercó al niño preguntándole cosas e invitándole a ver televisión en la sala.
Cristina siguió a Mariano, con los años trataba de llevar la fiesta en paz por el bien de Aníbal. “¿Quién es ese niño?”.
Mariano tomó un vaso y se sirvió un whisky. “Perdió a su familia y lo traje aquí”.
Cristina estaba intrigada. “¿Por qué harías eso? No eres un hombre amable ni mucho menos caritativo”.
Él se burló de sí mismo y de la mujer. “