—Bienvenido de vuelta —Patrick se dio vuelta en su asiento y se volvió a ver al coreano que venía entrando—. Pensé que te tomarías otro par de días. —Llevó su bolígrafo a sus labios y lo mordió un poco, Jung alzó una de sus cejas.
—¿Quieres dañarte los dientes? —Quitó el bolígrafo de su mano y observó que la tapa ya estaba bastante mordida— ¿Estresado? —preguntó, tomando asiento frente al pelinegro y viéndolo reclinarse en su asiento con cansancio.
—¿Me acompañas un segundo a la cocina? —Lo miró, había un poco de súplica en sus ojos.
—Uhm… claro. —El coreano se encogió de hombros y lo siguió.
Patrick se detuvo frente al gran refrigerador y tomó un pequeño envase con fruta, ofreciéndole un poc