Acompañado

Zack abrió los ojos de golpe, solo para vomitar horriblemente en el piso, tosiendo y respirando con dificultad una vez pasada esa horrible experiencia.

Sirius lo miró con cautela.

—¿Qué hora… es? —Zack finalizó la pregunta con dificultad, con su respiración temblorosa impidiéndole ser muy coherente.

—Son las cinco de la tarde —contestó su amigo con una mirada confusa—. ¿Estás bien? Creo que tuviste…

—Un coma etílico, sí. —Tosió fuertemente—. Maldita sea, estuve inconsciente como doce horas, aunque recuerdo que iba y volvía de la inconsciencia. —Llevó dos dedos a su cuello, midiendo su propia presión sanguínea. Era bastante baja, no era de extrañar que se sintiera tan débil—. Me excedí con el alcohol… Diablos, necesito ir a un hospital.

Odiaba ir a hospitales, la mayoría de las veces podía tratarse él mismo, pero con su pulso tan débil y su respiración tan irregular la verdad le sorprendía ser capaz de pensar racionalmente ahora mismo. Podría tener un maldito paro cardíaco en cualquier
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