—Si se rehúsa a hablar conmigo, les diré a todos la verdad —amenazó.
Débora se giró lentamente hacia ella, mirándola desconcertada. Observó a su alrededor para cerciorarse de que nadie la haya escuchado y, entonces, accedió.
Ambas fueron al establo vacío y se ubicaron frente a frente. Permanecieron