Carlos Mario acarició su mejilla que aún ardía, presionó su puño con fuerza, esa mujer lo había abofeteado dos veces, y esa afrenta se la iba a cobrar bien caro.
—No te preocupes Mondragón, no hay nada que Carlos Duque, no lo consiga pues —expresó muy seguro de tener a Angélica, a sus pies.
—Es muy hermosa esa dama —afirmó Francisco aclarándose la garganta—, justo lo que vos necesitas, aunque para ser sinceros lo que cualquier hombre requiere.
Carlos giró su rostro y su fría mirada se enfocó en la de su amigo:
—Si tanto te gusta a vos, quédatela —señaló, como si la joven venezolana fuera una mercancía.
Francisco ladeó los labios y negó con la cabeza.
—Las mujeres solo aparecen a joderle la vida a uno, te aseguro que entre mis planes no está el tener romances; además vos sabés bien que en Colombia tengo a mi gran amor, y por ella soy ca
Qué se prepare Jairo, parece que Milagros regresa decidida a hacerle pagar. ¿Qué opinan? No olviden dejar sus reseñas. Gracias.