Recopilacion de varias historias, llenas de drama con tendencia a la exageración. Héroes dispuestos a todo por sus mujeres. Dirigido a quienes disfrutan de la tensión y ansiedad.
Ler maisCassie y Lucién
Estaba solo en casa y no le gustaba, Lucien se dejó caer en el sillón soltando una especie de bufido. Odiaba estar lejos de Cassie, la necesitaba cerca abrazándolo… amándolo.
Aunque la reunión en que asumiría la dirección del centro médico había sido un éxito, no tenía con quien celebrarlo.
Más que extrañarla sentía miedo, de ese capaz de meterse en la piel y huesos. Había estado a punto de perderla y aunque habían pasado unos meses sus pesadillas aún les acosaban. Constantemente Cassie se despertaba gritando, empapada en sudor.
Le costaba un poco tranquilizarla y lograr que durmiese de vuelta y esa era la causa de su angustia. Por primera vez Cassie dormiría sola en un hotel.Odiaba cada marca y cicatriz en Cassie, muestras del dolor y terror sufridos a manos de su progenitor.
Aunque él mismo se encargó de golpear y castigar al tipo, nada borraría jamás el terror sufrido cuando pensó que llegaba tarde para salvarla.
Cuando se acercaron a la cabaña, Susie soltó una maldición, Duncan siguió su mirada y observo lo que sucedía. Pero no podía moverse, antes de darse cuenta sus mejillas estaban empapadas. Su Jessie se retorcía mientras el látigo le daba una y otra vez.Susie detuvo el auto junto a los postes y abrió la puerta de Duncan, aunque no lo bajaron.
Jessie tardó media hora en llegar a casa, iba a desactivar la alarma cuando se dio cuenta que la puerta estaba abierta. Casi podía jurar que había cerrado todo. Llamar a Duncan estaba descartado ya que luchaba por salvar a su animal.Tomó aire e ingresó a la casa, al parecer estaba todo en orden. Regresaba a la cocina cuando reparó que las paredes tenían pintadas palabras ofensivas.
Compraron una computadora portátil, algunos artículos de baño y algo de ropa. Estaban en la caja cuando escucharon a algunas mujeres conversando. Una pila de caja de zapatos las ocultaban por lo que las chismosas hablaron libremente.—Es una total vergüenza para nuestro pueblo, una mujer descarada que escribe basura.
Duncan hacía todo lo posible para no reírse, Jessie le sorprendía más y más.—Ahora doña Micaela…—Llámeme Mica, por favor.
Debía acostumbrarse a dormir en el campo pero eran tantos ruidos que a media noche rechazó la idea de la cama y se fue a trabajar en su portátil. Los dedos volaban sobre el teclado, sus personajes cobraban vida, página tras página su nueva novela comenzaba a tomar forma.Antes de darse cuenta, eran ya las cuatro de la mañana. Preparó unas cuantas galletas, luego se sirvió otra
Historia 3 Duncan y Jessie Normal 0 21 false false false ES-CR<
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