Las siguientes semanas Emily se dedicó a preparar una pintura de su abuelo. Hablaba con su esposo a diario, estaban de acuerdo con que era mejor estar lejos de casa porque Moonwalker estaba cerca, y ella agradecía aquel tiempo a solas. Le gustaba observar a los trabajadores de Carlos.
Se veían cansados, pero había cierta paz, aquel problema del agua debía haber dado mucho estrés a todos allí. Uno de los trabajadores apareció temprano llevando una de las máquinas de cortar césped de Carlos.
—Señorita, el jefe me manda a que me encargue de su jardín y que le pode algunas de sus plantas.
—De acuerdo, gracias.
Negarse sería absurdo —lo sabía bien —, y no quería causar que su vecino el vampiro apareciera a amenazarla. Le preparó un emparedado, un refresco y se sentó junto a él sin saber que la miraban desde las sombras, que aquello le costaría la vida al muchacho. Su visitante rabiaba al verla sonreír y atender a un simple peón.
De pronto y antes de que siquiera comprendiera lo q