Una vez que Emily abandonó la sala del trono, Gabe emergió de entre las sombras y se acercó a sus hermanos. Porque para él, Amón era uno de ellos y ahora que veía qué tan mal estaban sintió pena.
—Lamento verlos así.
—No merecemos ningún tipo de lástima. Te fallamos, le fallamos a Emi, al abuelo, y no hay nada que justifique semejante barbaridad.
—Ella los ama.
—¿Eso nos da derecho a pisotear un amor como el nuestro? —empezó Korvoz— cuando Alec…
—Eso es, Alec —dijo Amón— ya vas a cargar de nuevo con culpas que no te corresponden.
—No importa si no lo hice yo, pero tengo el mismo puto rostro del que le hizo mucho daño y Emily, mi Emily es capaz de verme por quien soy y yo, en lugar de ser un compañero devoto a ella y a su corazón, he pasado por alto, durante meses, semejantes emociones.
—Todos ustedes deben dejar ir lo que me ha sucedido.
—Gabe.
—Está bien, vean todo esto como una inmensa y consecutiva cantidad de descuido por parte de ustedes. Pero esta actitud de culpa me asfixia. E