Orión
Cambié a mi forma humana y me acerqué al prisionero que yacía arrodillado frente a Robin. Temblaba de pies a cabeza, su piel estaba cubierta de sangre y apenas podía distinguirse su color original. La tensión en el aire era palpable, y mis ojos ardían con determinación.
—Si respondes, te garantizo una muerte rápida —le dije con la voz baja y amenazante —sino lo haces, te torturaremos de la forma más dolorosa y lenta que exista... ¿Quién te envió?
—El... El... El Alfa... De las... Sombras oscuras —balbuceó apenas, sus palabras temblorosas y entrecortadas.
—¿Por qué? —Pregunté entre dientes, sabiendo que la respuesta sería aterradora.
—Di... Distracción.
La palabra resonó en el aire, dejando un frío helado en mi piel y un nudo en mi estómago. Mi mente se llenó de imágenes de mi compañera, Octavia, y la posibilidad de que estuviera en peligro me llenó de terror.
—¿Cuál era su objetivo principal? —Mi voz temblaba con una mezcla de ira y ansiedad.
—Lu... Luna...
—¿Dónde?
—No... No...