Capítulo 6. Moviendo mis piezas

Brooke Turner

No pude pegar ni un ojo en toda la noche a causa de la ansiedad que tengo, porque sinceramente estoy poniendo todas mis esperanzas en esta alianza, y no puede salir mal.

Al fin con mi auto me dirijo a la Corporación Diamond, con la firme convicción de ser escuchada.

Llego a la entrada del lujoso edificio y noto que a todas las personas que entran de visitantes las buscan en una lista.

«¡Joder! ¿Acaso no puedes entrar si no eres invitado?».

Finjo revisar mi celular mientras observo como rechazan la entrada a dos personas y no puedo permitir que eso me suceda a mi.

Pienso rápido y me meto en el papel de secretaria apurada. Saco los documentos de mi maletín y lo escondo para que no lo noten mientras camino a paso apresurado hacia donde ellos están.

Voy a pasar como si nada y me detienen.

—Señorita, ¿Hacia dónde se dirige?

—Voy a entregarle esto al equipo de diseño —digo como si nada e intento avanzar pero me detienen.

—¿Tiene cita para hoy?

—¿Había que hacer cita? —los hombres me ven con mala cara —señor por favor, por favor se lo suplico, solo debo entregar estos documentos en la sala de diseño y me marcho, si no lo hago mi despiadado jefe me echará —comienzo a hablar rápido mientras que de mis ojos comienzan a salir unas lágrimas fingidas —por favor, ayúdenme.

Ambos hombres se miran a la cara mientras yo espero que se hayan tragado todo mi teatro.

—Está bien, pero no tarde demasiado.

Les agradezco y les pido indicaciones para saber dónde está ubicada la sala de diseño y voy hacia donde me han dicho.

Subo unos cuantos pisos y llegó hasta el lugar donde me han indicado, un pequeño cartel confirma que estoy en el lugar correcto.

Me dispongo a entrar y alguien se para frente a mí impidiéndome el paso.

—¿A dónde crees que vas? No puedes pasar así como así.

Veo que a la sala entra el hombre quien dirige ese departamento, el mismo hombre que rechazó mi proyecto sin siquiera darle la oportunidad, en este momento no me importa nada y hago la mujer a un lado para entrar detrás de él, pidiendo al cielo que él pueda escucharme.

***

Alessandro Ferrara.

Escucho un revuelo fuera de la oficina, me encuentro en esta área de la empresa revisando unos cuantos negocios cuando escucho un caos afuera.

Me asomo y no puedo creer lo que veo, otra vez ella está aquí. En definitiva el destino no está siendo nada justo con ella al atravesarla en mi camino una vez más, porque esto alimenta más mi obsesión.

Vuelvo a entrar cuando veo que ella ingresa a la fuerza en la sala de diseño, ya que desde aquí, estando justo al lado, puedo escuchar absolutamente todo.

Entra molesta, interrumpiendo al idiota de Fitz quien es el encargado de esa área y yo me quedo escuchando atentamente.

—¿Cómo es posible que alguien como usted, que representa a una empresa tan importante cómo lo es esta, rechace un proyecto sin siquiera tomarse el tiempo de mirarlo? —habla molesta.

No puedo creerlo, creí que tenía profesionales trabajando conmigo, pero esas actitudes demuestran todo lo contrario.

—Sé que ustedes no me conocen, que no tengo un gran reconocimiento en la industria, pero creanme que el arte de diseñar me apasiona, y cuando algo me apasiona, doy todo de mi y no acepto un no por respuesta, no les quitaré demasiado tiempo, pero permítanme la oportunidad de demostrarles mi valía, de demostrar que si tengo el talento y que la empresa que represento puede con cualquier responsabilidad que se le presente.

Escucho sus palabras atentamente y me gusta lo apasionada y determinada que puede ser, el silencio reina en la sala de al lado y las ganas de salir y ordenarles que acepten cualquier cosa que ella diga, me tiene inquieto.

Fitz habla diciéndole que es un gran proyecto y que se lo plantearán más en serio, para juntos llevarlo a una fase de producción. Ella se despide quedando en que se comunicarán más adelante y yo no puedo evitar salir para volver a encontrarla frente a frente.

La veo salir y me atravieso en su camino, choca su espalda con mi pecho y se sorprende al darse vuelta y encontrarse conmigo.

—Buenos días —la saludo y ella queda boquiabierta, aparentemente se me ha olvidado cómo hablar y yo no sé qué carajos decir.

Recuerdo que tengo algo que le pertenece en mi bolsillo y lo uso de excusa para entablar una conversación con ella.

—Creo que esto le pertenece.

Saco de mi bolsillo el pequeño arete que recogí hace unos días, ella se le queda viendo mientras que frunce el ceño confundida.

Espero que haga alguna pregunta, que indague cómo carajos lo conseguí, pero una vez más me sorprendo al darme cuenta de que no dice nada.

Estira su mano y lo toma.

—Gracias —susurra antes de dar media vuelta y marcharse sin más, dejándome con las ganas de poder hablar más con ella.

Sinceramente no la entiendo, nada en lo absoluto, desearía poder descifrar lo que pasa en su cabeza pero creo que eso es imposible, solo desearía que ella hablara abiertamente conmigo una vez, pero sabiendo que mi empresa está involucrada con la suya, no pienso desaprovechar la oportunidad.

Veo salir a Fitz de la sala de diseño, camina directamente hacia mí, emocionado.

—Señor, acabo de conseguir un proyecto interesante.

—Un proyecto que rechazaste sin siquiera mirarlo —veo cómo palidece— sí, escuché todo, y estoy interesado en el proyecto, pero no estoy interesado en seguir teniendo de empleado a una persona incompetente y poco profesional como tú.

—Pero señor…

—Sabes bien que no admito peros, si hubieses hecho bien tu trabajo no nos encontraríamos en esta situación, así que recoje tus cosas y lárgate de mi empresa.

Me doy media vuelta y me largo, no estoy para lloriqueos de nadie y sí el cometió un error, queda fuera, así de simple, no puedo darme el lujo de tener a personas como él trabajando conmigo, además, la rechazo a ella, y eso sí que no puedo permitirlo.

Leia este capítulo gratuitamente no aplicativo >

Capítulos relacionados

Último capítulo