Capítulo 19. La excusa perfecta
Alessandro Ferrara.
Estoy tirado en el suelo, después de recibir el golpe que debía ser para el hijo de la mujer que me engañó y que cree que soy tan idiota para seguir cayendo en sus engaños.
Leo llega hasta donde estoy e intenta ayudarme, pero yo reviso al niño, que me mira asustado y ver esa expresión en su rostro, despierta en mí el instinto sobreprotector.
Se ve tan frágil y asustado que me preocupa.
Intento moverme y no puedo, la pierna me duele porque allí recibí el impacto mientras lo protegía con mi cuerpo.
Las personas nos rodean y el pequeño se aleja mientras mi guardaespaldas y jefe de seguridad me ayuda a levantarme, dándome cuenta de que no puedo apoyar la pierna.
«¡Joder! Lo que me faltaba» pienso con rabia.
Ahora debo perder el tiempo yendo al hospital y teniendo la maldita pierna mala por no se cuánto tiempo solo por culpa de su negligencia como madre y su descuido.
Veo al tipo que venía manejando el auto y la rabia que siento se incrementa. Este maldito venía revi