¿Encariñando?
Me estoy encariñando de Aaron o de lo que sea que tengamos. Esto no es bueno.
—¿Puedo pasar?— escucho la voz de Zoe preguntar.
—Seguro.
Me acomodo de piernas cruzadas en mí cama y sostengo una almohada entre mis manos.
—¿Pasa algo?—le pregunta al ver qué no dice nada.
Niega con la cabeza.
—No, solo que— suspira y sonríe— hace mucho que no te veo sonreír así.
Se recuesta entre mis piernas y yo reniego.
—¡Zoe!
—¡No te estoy haciendo nada! Eres una gruñona.
—Invades mi espacio.
—No lo hago.
—¡Claro que sí!