Ricitos me observa desconfiado y me vuelvo hacia él para mirarlo a los ojos.
— ¿Qué? – Arruga las cejas — ¡Vamos Charles! ¿No creerás que voy a follar con ella en tu cama, no? – se sorprende y Leila ahoga un grito.
— ¡Hey tío te pasas! – no me paso, él me acusó primero.
Pero como soy un degenerado sonrío, no pienso irme a ninguna parte ahora, quiero estar con ella aquí ya que se encuentra tan accesible.
— No te hagas el tonto, me miraste como si lo hubiese estado haciendo – el baja la vista y niega sonriendo.
— ¡Jonás, por favor nadie te está acusando de nada! – volteo a verla, continúa con la cara colorada.
— Tú lo ves con ojos de… amor Mu&nti