Capítulo 50. La leona.

La llevó a la mansión y la dejó en la cama. Mientras Samantha dormía, Robert bajó a su despacho para comunicarse de nuevo con los policías amigos.

Los oficiales lograron detener a los tripulantes de la camioneta que colisionó contra el auto de los guardaespaldas, quienes por suerte, ninguno resultó con heridas mayores.

Ahora interrogaban a los delincuentes y él necesitaba saber sobre esa pesquisa.

—¿Qué has averiguado?

El León apretó el ceño cuando vio aparecer a Samantha en su oficina.

—¿Qué haces levantada?

—Ya me siento bien. Llevo horas durmiendo.

—Deberías estar en cama por el resto del día.

—No puedo, eso me pone más nerviosa —dijo aproximándose a él y enredando una de sus manos en sus cabellos.

A Robert le encantó tanto esa caricia que cerró los ojos y gimió de gusto. La sostuvo por la cintura y la atrajo hacia él para sentarla en su regazo.

La tomó por la barbilla y giró su cara para atrapar sus labios con un beso suave y explorador, que tardó tanto que terminó arrancándole a
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