Cuando por fin estamos solos y no hay moros en la costa y con ello me refiero a Frank y Sebastián. Me siento libre de abrazar a Thomas como realmente quiero hacerlo y mi alma se eleva cuando soy correspondida y sus brazos rodean la parte baja de mi espalda con una fuerza tan abrumadora... Que me hace delirar en pasión.
Pues esa intensidad que transmite en el abrazo, me deja en las nubes.
En serio, lo necesitaba. A todo él.
— ¿Estás bien? —El susurra contra mi boca mientras que con la mirada busca una respuesta, inspeccionando todo mi cuerpo.
— Oh, Thomas... — Gimo contra sus labios y lo abrazo de nuevo— Me sentía tan nerviosa e incomoda.
— Lo sé, pude sentirlo. —Gruñe contra mi cuello correspondiendo otra vez a mi abrazo.
— El estaba tan cerca de mí, como nunca antes... Y te juro que jamás le dí pie para que lo hiciera. Se declaró, me dijo que le gusto y...
Me callo al darme cuenta que estoy hablando demás, guiada por la ansiedad que me genera el recuerdo.
Sé que posiblemente lo