Cristhofer llego al apartamento de Xionela, ya la había llamado diciéndole que iría, esperaba poder limar asperezas, estaba dispuesto a pedirle perdón porque jamás debió comportarse con ella como lo hizo, porque antes de ser su amante, ella fue su amiga y sentía un cariño especial por ella, muy diferente que con las demás mujeres de su vida.
Eren al llamarlo "desgraciado" le había hecho entender que había lastimado a muchas mujeres y ellas no tenían la culpa de sus problemas emocionales. Así que era el momento de hacer una recapitulación de su vida y enmendar sus errores.
La puerta se abrió y Xionela lo miro con un mohín de disgusto y sin mediar palabras, le zampo tremenda cachetada que lo tomo desprevenido.
- Te lo merecías- le dice ahora con una franca sonrisa de satisfacción y abre la puerta de par e par, y se hace de lado para decirle- pasa adelante.
Cristhofer da unos pasos al interior y metiendo las manos en su bolsillo le dice
- Lo siento Xione, realmente fui un desgraciado cont