Capítulo 43.
Chantal asintió, esperaba más, pero después de todo, a eso era a lo que habían venido. Dixon la llevó a su puesto y la ayudó a sentarse como todo un caballero. Él tomó su asiento, e inmediatamente dos chicos de traje negro se aparecieron con la humeante comida que expedía un delicioso aroma y una botella de vino tinto.
—¡Oh, comida Italiana, mi preferida! —exclamó con asombro cuando le sirvieron su plato y la bebida—. ¿Cómo lo sabías? —preguntó alegre, mientras Dixon tragaba en seco.
—No lo sabía —le dijo apartando su vista de ella—. Es decir, es lo más común y la mayoría de las personas gustan de esa comida.
—Ah, tienes razón —sonrió inocentemente, mientras se disponía a comer los espaguetis que tenía frente a ella—. ¡Muero de hambre! —exclamó después de una rasilla.
—Sí, yo también —puntualizó él, observándola con un brillo felino en sus ojos. Se llevó su copa a su boca, tomó un sorbo.
—¡Está delicioso! —dijo, engullendo gustosa. Él se lamió los labios.
—Sí que lo está —aún la mirab