Hunter, con sus penetrantes ojos dorados, me miró fijamente, revelando determinación en sus palabras. "¿Algún problema con la idea, Fierce?" preguntó él, con un tono desafiante. Quería enfrentarlo, expresar mi oposición, pero sin mi loba, estaba momentáneamente impotente para hacerlo.
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP