La sala de estar estaba saturada con la tensión palpable entre nosotros, como una tormenta a punto de desatarse. Miré a Hunter, cuyos ojos dorados brillaban con una ira intensa, como si el lobo dentro de él estuviera a punto de romper las barreras de la forma humana. La atmósfera eléctrica flotaba entre nosotros mientras las palabras cortantes de Hunter cortaban el aire.